domingo, 28 de agosto de 2011

Eternamente criaturas

Siempre he escuchado que ser padre le cambia totalmente la vida a las personas. No se si sea cierto, pues nunca he experimentado la sensación, pero hay que admitir que definitivamente ser padres, cambia la percepción del mundo que las personas han tenido hasta entonces.

Y no estoy hablando de la forma en como se percibe la vida, ni lo invaluable que resulta una sonrisa, o lo apetecible que puede ser levantarse cada hora durante un mes seguido, atendiendo las necesidades nocturnas del nuevo habitante del planeta. No. Hablo de la percepción de realidades, que se modifican automáticamente cuando alguien se convierte en "padre". Mil formas tienen papá y mamá para llamar a sus hijos. "Papito" "mamita" "chiquito" "chiquita" "nene" "nena" y varios pares de etc's. Una forma tierna de llamar a una criatura sin duda alguna; hasta las 5 años ha de ser indispensable, pues los pequeños necesitan de demostraciones palpables de afecto. Hasta los 10 años es total continuidad, hasta los 15 es costumbre, en adelante es una desfiguración total de la realidad.

Uno tiene que pasar por muchos malentendidos, vergüenzas y meteduras de pata para acostumbrarse, pero termina por hacerlo. A nadie se le puede pedir de entrada, que lo tome con naturalidad. La escena: va uno de visita a donde cualquier conocido; la matrona de casa, que generalmente suele llamarse con un nombre bastante fuerte y como diríamos los de esta generación "de señora", que debe pronunciarse siempre en su forma diminutiva y con el apellido completo, pero no el apellido de ella, el que le dieron al nacer; no. El apellido del esposo...la combinación resulta algo así como "Teresita de Contreras". La señora en cuestión aparenta una dulzura extrema, suele recibir a los invitados con bastante benevolecia y ser una anfitriona estrella, hasta que decide presentar a la familia, y es entonces cuando llama "al niño" o a "la niña". Uno que no ha sido padre y tiene aún la percepción del mundo ajustada a la realidad proporcionada que debe tener, se le ocurre un interesante apunte para romper el hielo "¿que grado de primaria cursa?" justo cuando uno termina de hacer la pregunta, la otrora dulce anfitriona lo fulmina con la mirada y es entonces cuando aparece "el niño" o "niña" que en el 90% de los casos tiene más años que uno.

No hay padre que se salve, yo lo he vivido en carne propia. Alguna vez ya cruzando los 19 años y tirando casi a los 20, fuimos a almorzar con motivo del cumpleaños de mi papá a un bonito restaurante. Un mesero de lo más jovial se acercó a tomar el pedido y cuando mi mamá empezó a ordenar, lo inauguró así: "hágame el favor y a LA NIÑA no le trae sopa, porque no le gusta", el muchacho, totalmente desconcertado miró en derredor buscando a "la niña", que adicional con el apunte sobre la sopa, debía con toda seguridad estarse imaginando a alguna infante caprichosa. Ante la palpable ausencia de "la niña" el mesero volvió a mirar a mi mamá y antes de pronunciar las palabras, que ella ya había adivinado (¿cuál niña?), se encontró con la peor de las miradas asesinas, que sólo un padre protector puede hacer y al mirarme descubrió sudando quién era la niña. La misma situación la viví bajando de un bus intermunicipal, después de un viaje con mis papás..."esa maleta rosada es la de la niña", resultado: ayudante de bus buscando a la niña para entregarle una maleta para colmo rosada y se estrelló con la misma mirada asesina que tuvo que aguantar el mesero, y entregarle la maleta rosada a una mano, cuya altura rebasaba bastante, los límites inicialmente buscados. Claro que en parte la culpa es mía por comprar la maleta rosada.

Psicológicamente hay que prepararse para todo. Para pasar las vergüenzas mas atroces, cuando en lugares públicos uno sea llamado "el niño" o "la niña", pero también para no sorprenderse cuando le anuncien la presencia de un infante en la casa y el susodicho resulte medir como mínimo 1.80. Es parte de la vida...de este mundo moderno lleno de padres amorosos, que pueden ver a sus hijos el doble de altos que ellos mismos y seguir llamándoles siempre "papito"...hay que mentalizarse a ser "eternamente criaturas", por lo menos hasta que mamá y papá falten...

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