Hay días en que es inevitable, jornadas en las que simplemente todo sale mal, horas enteras en las que me encantaría sumergirme de cabeza en un estanque para no salir nunca más a la superficie. Pero para desgracia mia soy demasiado cobarde como para inflingirme un daño físico suficiente como para pasar varios días de visita en una clínica. Sin contar que una vez dada de alta terminaría como mínimo en un hospital psiquiátrico, y no gracias...no quiero arruinar la vida de aquellos profesionales de la salud que se dedican a cuidar personas inofensivas.
Soy fuerte, si, llorar no es algo muy común en mi. No por orgullo, no. Es sólo que las lágrimas de alguna forma me parecen un desperdicio y además odio dar explicaciones a quién no debo. Un conocido de esos fugaces, se me quedó porque alguna vez me dijo una frase que recordaré para siempre: "No le cuente sus problemas a la gente: a la mitad no le importan y la otra mitad se alegra", creo que es una verdad de la sabiduría popular, muy acertada. Me cuesta transmitir lo que siento, no puedo sencillamente echarme a llorar sin detenerme, mientras le cuento a alguien más mis desgracias. En lugar de eso, me trago entero todo y le doy al mundo la mejor cara que puedo hacer ante esta realidad de perros.
Hoy es uno de esos días en que el mundo está de cabeza; redescubrí como quién redescubre el agua tibia, que mis papás son unos egoístas, que el mundo laboral es el peor invento, que Osho tiene razón y la única manera de sentirse importante es siendo un poco o muy miserable, y que el mundo no será más humano, ni aunque se reinvente sus propias mentiras.
No me cortaré el cabello como mi gran amiga, para quitarse de encima las cosas malas, en parte porque tengo una batalla rebelde que librar con mi mamá y ahora cobra mayor sentido, y en parte, porque yo soy de decisiones más radicales y ya decidí cuando, como y dónde dejar una huella imborrable sobre mí misma.
Hoy 22 de Agosto puedo decir que odio al mundo y sus majaderías...hoy digo tranquilamente que a este mundo le dicen Luis VL, porque Luis XV era un HP...
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