domingo, 7 de agosto de 2011

Venganza y Desquite: dos platos que sin importar como se sirvan, saben bien

No nos digamos pendejadas, TODOS alguna vez en la vida hemos tomado desquite o venganza por alguna que nos han hecho. TODOS. Y es que en la naturaleza del hombre el rencor está implícito como algo que difícilmente se puede superar a punta de lecturas sobre la evolución, idas a misa o charlas de reconcilie.

¿Perdón y Olvido? si claro, perdonar sencillamente es recomendable, más que por no perder amistades, conservar buenos momentos y etc etc, es una cuestión de salud física y mental. No tiene sentido alguno matarse  la vida odiando al susodich@ que alguna vez nos mintió, falló, traicionó, insultó, dejó y cualquier cantidad de actos que en su momento quedaron impunes. El malvado con seguridad vivirá su vida feliz y con bastante probabilidad de indiferencia ante el acto que nos hizo doler a fondo, mientras el ofendido se pasa sus días con la amargura en el corazón y la desazón en el alma.

Por eso soy fanática del perdón. El olvido es otra vaina; solo un imbécil o un pacientre crónico de alzheimer, tiene capacidad para olvidar las ofensas; el resto de la humanidad, religiosos o no, creyentes o no JAMÁS olvidamos una ofensa, una mentira, una traición o un insulto bien medido ¿por qué?, aquí va la respuesta para que los asiduos lectores de las escrituras no se sientan culpables: Porque es un simple mecanismo de defensa que el inconsciente tiene para evitar que aquel dolor que se sintió, vuelva a sentirse. Y lo avalan frases tan antiguas como aquel proverbio árabe que reza "si me engañas una vez la culpa será tuya, pero si me engañas por segunda vez la culpa será mía", o una más Colombiana y menos poética que mi papá gustaba de repetir con frecuencia "la primera por experiencia y la segunda por sinvergüenza"; así de sencillo es, el recordar algo que nos hizo daño y que fue ejecutado por alguien cercano, nos ayuda simplemente a dar marcha atrás ante el individuo la próxima vez que quiera hacerse el chistoso.

Pero aún viene la parte más interesante del asunto. Porque a pesar de lo muy santos que muchos pretendan ser, nadie desecha una oportunidad de desquite bien presentada, pues bien decía Mario Puzo "hasta el más sencillo de los hombres, si es paciente y sabe observar, tendrá la oportunidad de desquitarse del más poderoso". Y nada como un plato bien servido a rebosar, de un desquite bien calculado, una oportunidad única de devolver la cachetada recibida o el impase que nos costó más de un mal sabor de boca y nos amargó el rato.

Venganza es una palabra grande, por eso prefiero desquite; claro que acorde a la ofensa se dará el acto recíproco, si la papaya se presenta en una ocasión inesperada. Por eso es que hoy lamento profundamente la decisión que he tomado, pero un pequeño desquite me dará pronto un pequeñísimo regusto para que sepas lo que se siente hablar con tanta propiedad de un acto en el que tú no es que lleves mucho las banderas...y sólo me queda decirte que pronto, muy pronto sabrás lo que siente.

Au revoir

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