Desde muy pequeña, siempre he recordado que todos y cada uno de los gobiernos lucha por bajar las tasas de desempleo, a cifras mínimas. En mi opinión no luchan suficiente.
Y es que para mi, el problema del desempleo no radica en cuantas bocas no pueden alimentarse, en un país como Colombia, (y hago este comentario, consciente de que puedo ser linchada en la vía pública) para mí, el problema del desempleo, empieza cuando afecta a los que sí tenemos empleo, o por lo menos, nos ocupamos de algo en la vida.
He pasado mis 22 años y medio de existencia, ignorando por completo la vida y milagros de todos y cada uno de quienes han sido mis vecinos. Si me preguntan, logro recordar a duras penas a las señoras cordiales que vivían frente a la casa de mis papás, cuando yo tenía 3 años, de ahí en adelante, memoria borrada. Y la verdad sea dicha, hasta hace muy poco, había contado con vecinos que tenían un sentimiento mutuo por lo mundano o divino de mi propia existencia.
Y digo hasta hace poco. Yo lamentablemente, tiendo a ser de esas personas a las que sencillamente algunos individuos le entran en reversa desde que los ven la primera vez, y la verdad no me equivoco con esas observaciones. No confío mucho en la gente que saluda demasiado, que da besos fáciles, que trata con confianza inusitada a cualquier aparecido y que sobreactúa cualquier saludo o comentario casual que medie en una conversación. Y es que ¿quién dijo que uno tiene que ser la sociabilidad hecha individuo?, ahí si me da pena, pero como dice mi mamá en su santandereano más puro "yo no soy de las que va de cocina en cocina", y toda la razón si tiene.
No tolero a las personas que pretenden ser la amabilidad personificada, que parecen más un equipo de defensa civil, dispuesto a ayudar hasta a correr un catre, (o que más bien no se pierden ni la corrida de un catre), que se esconden tras un 'ya no te dejas ver' para averiguarle a uno hasta por la abuelita, y que se parapetan tras una cortina de 'preocupación' por el prójimo, que no se la cree nadie.
El problema más grande del desempleo, se llama chisme. Y eso, en un país como éste, da para preocuparse más, que la posibilidad de un secuestro. Porque siendo descarnadamente honesto, tras un 'ya no se deja ver' se esconde un 'esa vieja dónde se meterá que ya no para en la casa', tras un 'cómo va todo', sólo existe un 'que habrá estado haciendo' y tras un 'tan queridos sus amigos', hay un 'quién sabe que porquerías harán ahora que no hay nadie'. Y es preferible el secuestro, porque a punta de comentarios de 'ayyyy es que su hija me preocupa que hace dos días no la veo', es que la reputación de uno va quedando por el suelo, aunque la reputación sea problema de otros...pero dañarla si es delicado, porque es de las pocas cosas, que en esta vida, es imposible dejar como estaban.
Y a mi no me vengan con discursos de amabilidad y camaradería, que la gente en este mundo no hace cosas buenas a cambio de nada, nadie se preocupa de otros en balde, y nadie emite comentarios 'preocupados' solo buscando echarle tierra al afectado.
Alguna vez me dijeron que mi vecina era de profesión 'ama de casa', y ahora entiendo por qué muchas, matan y se hacen matar por tener una profesión real...